Ella perdió cientos de horas de su vida odiándole, amándole, aborreciéndole y necesitándole.
Él besó todas las bocas, bailó con todas las estrellas, para al final terminar demostrándose que sólo existía una.
Entre patadas y empujones, batallas encarnizadas, gritos, locuras, mentiras y verdades, encontraron un equilibrio inestable.
La creatividad, la pasión, las musas y los genios, se me mezclaban y fundían en una orgía de delirios y descontrol.
Las drogas, la sangre y las ansias de tocar fondo, de manosear su propio fin, hicieron el resto.
Nunca fueron a la misma velocidad, nunca compartieron el camino, nunca estuvieron de acuerdo en nada, pero aún así era absurdo preguntar por qué ninguno de los dos se podía desenganchar el uno del otro.
Y su amor extraño, desmedido y terminal fue la primera cosa que tuvieron por fin en común…
Me gusta muchísimo¡¡¡¡
ResponderEliminarUn beso enorme¡¡¡¡
Y a partir de entonces cualquier cosa vivida fue a medias. Tan solo carencias. Falta de algos. Remedios que nunca terminaron por funcionar y melancolías que ahogan sin matar.
ResponderEliminarAl parecer, lo único suficiente, era saber que aun en la distancia, seguían queriendose y echandose de menos. Como una historía sin final o un cuento donde la moraleja todavía esta por escribir.
Simplemente genial.
ResponderEliminarAuf. Este es bueno como pocos.
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