Me miras con las manos escondidas tras la espalda y piensas que opinaré.
Piensas que te lo mereces, que no podrías encontrar la paz de otro modo, que esa sensación dolorosa y pegajosa debemos compartirla los dos.
Castígame, te lo consentiré.
Expulsa a tus demonios enseñándoles tu sangre, haz que huya, que te teman precisamente más a ti que a nada ni nadie; como lo hago yo.
Masacralos.
Y cuando el cielo se tiña de rojo, al igual que mis ojos y tus manos penitentes, volverás a ser el perfecto enemigo, el de todos, pero principalmente el de ti mismo.
Pero descuida, yo siempre estaré allí para lamer tus heridas.
ciertamente nosotros siempre somos nuestros enemigos
ResponderEliminarMe encanta la verdad¡¡¡¡
ResponderEliminarLe estas dando duro a febrero, como se nota que has acabado los exámenes ehhhh¡¡¡
Un beso enorme¡¡¡¡¡
NUTRIPAN¡¡¡¡¡¡¡¡
Somos nuestro peor enemigo. Nosotros mismos, nos capamos, nos impedimos avanzar, mutilamos todo aquello que creemos que esta mal. Pocas veces vemos lo bueno que tenemos y sin embargo acrecentamos todo aquellos que nos lastima y nos hunde. Y sino exite, nos aseguramos de inventarlo.
ResponderEliminarP.D: creo que esta imagen la use una vez en una publi cuando pululabamos por el sflog ! ... te acuerdas ? parece que haya pasado una eternidad, pero aqui seguimos...
Un besu